EL TREN DE EL SALVADOR
Francisco Aguilar Jr.
Me gustaba agacharme y poner mi oído sobre uno de los rieles
del tren. Podía escuchar cuando el tren
venia aún lejos. Mi corazón saltaba de alegría y emoción . Esperábamos el tren
que pasaba por la estación de El Bebedero, como a las once de la mañana. Íbamos
con rumbo a Quezaltepeque,¡Mamá¡,
-
¡ Mamá¡, ya viene el tren gritaba yo,
-
Todavía no, decía mi Madre;
-
como no,¡ Mamá¡, yo lo oí en los rieles.
Al rato aparecía
aquel mastodonte de color negro, echando sendas bocanadas de humo negro y
silbando. Silbando tan fuerte que los perros salían corriendo asustados ante
aquel coloso con máquina de acero, vagones de hierro y madera.
En mis años de
infancia, haber viajado a bordo del tren, fue la experiencia más hermosa e
inolvidable para mí. Recuerdo que miraba que los cercos iban dando vuelta hasta
desaparecer, y otros aparecían de igual manera. Se sentía un fuerte olor a humo
de alquitrán. aún recuerdo el traqueteo que se oía cuando las ruedas del tren
pasaban sobre las añadiduras de los rieles. Track, track sonaban.
Anhelaba con todo mi corazón, que pronto llegáramos al Sitio
El Niño, porque ahí vendían pupusas, enchiladas, tostadas de plátano y frescos
de ensalada. Mi Mamá me compraba algo de
comer y saciar así mi hambre descomunal, pues yo era capaz de comerme todo cuanto
vendían.
Me gustaba ver como los trabajadores del tren se paseaban
sobre el techo de los vagones del tren. Se tiraban de vagón en vagón. ¡Hasta
corrían¡. Yo quería ser uno de ellos. En la noche en los oscuro y caía un rayo,
yo veía como el tren subía las cuestas en curvas. Parecía ranear, pero no
poderoso subía las cuestas.
Bueno, los que no
tuvieron ese privilegio de viajar en tren, se perdieron de algo muy bonito y
fascinante.
Anhelaba con todo mi corazón, que
pronto llegáramos al Sitio El Niño, porque ahí vendían pupusas, enchiladas,
tostadas de plátano y frescos de ensalada.
Mi Mamá me compraba algo de comer y saciar así mi hambre descomunal, pues
yo era capaz de comerme todo cuanto vendían.
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El monstruo de hierro se espantaba en lo recto y
plano. Salía humo de la locomotora y del pito. Tardaba 6 horas de San Salvador
a Cutuco. Este gusano de hierro vino a transformar nuestra patria querida. Llegó
la civilización. Muchos lugares aislados tomaron fuerza como Chilamatal –
Ciudad Arce- El Congo, San Pedro Nonualco – A pie mis parientes hacían dos
horas a MOLINEROS – Verapaz y Guadalupe a 3 kilómetros de Molineros. En el traqueteo te maltrataba músculos y
huesos. Tenías que acostumbrarte. El
túnel bajo las faldas del volcán de San Vicente encendía las luces de los
vagones.
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TRIPULACIÓN DEL TREN: Maquinista: Piloto del
tren; Fogonero: Con una pala echaba carbón a la caldera; Cobrador: De vagón en
vagón cobrando con tikect y vuelto en mano; Auxiliar del maquista para las
señales- Como semáforo humano.
Si se muriera el tren
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Niño pregunta ¿Y si se muriera el tren?
-
La pregunta persiste varias veces, hasta que el
papáreponde molesto.
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Que molestar. Que pasaría si se muriera el tren?
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¡Que tan grande sería la caja¡ , contesto el
infante maya.
Bueno, los que
no tuvieron ese privilegio de viajar en tren, se perdieron de algo muy bonito y
fascinante.
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Qué recuerdos maravillosos viajar desde El
Salvador hacia Guatemala en tren era emocionante. dormir en el tren y despertar a las cuatro de
la mañana viendo el amanecer íbamos felices mi mama mi hermano y mi papá. Mi
papá conocía a los trabajadores, porque mi papá trabajaba en la compañía. él trabajaba en las oficinas; llevaba la correspondencia de la estación a
las oficinas del centro. me recuerdo que
la compañía para Navidad, a cada trabajador les regalaba su aguinaldo. era muy buena la compañía
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El correo lo llevaban a pie todos los días hasta
le estación de Molineros, San Vicente. Tardaba dos horas caminando el empleado
desde San Pedro Nonualco hasta la
estación de molineros. Subían la montaña y bajaban hasta Guadalupe, luego
Verapaz.
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Para Oriente el tren salía de SanSalvador a las
6 a.m. Llegaba a Cuturo a las 12 m. Otro
tren salía de Cutuco para San Salvador. Había ramales donde el tren hacía
cambio. Dos maquinistas se turnaban.
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